2017 |
Todo tiene un precio… y yo podía pagarlo.
Cuando te has hecho millonario por méritos propios tu percepción del mundo… cambia. El mundo se vuelve un lugar frío, gris y cruel, donde la competencia es brutal y no quedan hombres buenos. Todo son negocios, competencia desleal y… falta de humanidad. Así, poco a poco, mi corazón fue volviéndose de hielo y mi corazón desconfiado.
Pero aún así, todo hombre tiene sus necesidades.
Ahí es donde Melissa entra en juego. Deslumbrante, arrebatadora y astuta, era modelo de la competencia, pero ahí estaba, con mis chicas, hablando como una más. Inocente, pura. Así que entré a matar. Un mes con ella, eso fue lo que compré. Un mes de su trabajo, de su tiempo, de su vida. No haría nada que no quisiese. Ese era el trato.
Y por supuesto, lo puse a buen uso. Melissa nunca había sido sumisa antes, pero aprendió rápido. Ella lo deseaba, yo lo necesitaba. Su aliento ardía, el mío helaba. Sus ojos suplicaban, los míos devoraban.
Por primera vez en mucho tiempo me sentía vivo. Ese anhelo, devorador y profundo, dispuesto a destruir el mundo si hacía falta. Y entonces, cuando casi pensé que la tenía, todo se vino a bajo. O casi. Iba a tener que enseñarla. Más. Y llegar, de verdad, a dejar en ella algo más que marcas rojas en su trasero.
Iba a ser mía, incluso aunque fuese lo último que hiciese en esta vida.
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