Hice que la despidieran. Vale, tenía un mal día y lo pagué con la que estaba en la pizzería. Pero no hay nada inocente en Ally Morales, como pude comprobar en su primer día en su nuevo trabajo... en mi oficina... después de que la contratara mi madre. Puede que su animada, irritante e inexplicablemente seductora personalidad ilumine las oficinas de la revista que me han parecido una cárcel este último año. Puede que me guste que discuta conmigo delante de la plantilla. Y puede que aceche mis nocturnas fantasías con esos ojos marrones y esa lengua afilada. Pero eso no significa que vaya a ser el siguiente hombre Russo que se aproveche de su posición. Puedo ser la segunda generación de gilipollas de la familia pero no soy mi padre. Ally se mata a trabajar en media docena de trabajos por una razón secreta que no quiere compartir conmigo, pero voy a solucionarlo todo. No me digas que es porque me importa, ella es solo un puzle que resolver. Y si puedo hacer que renuncie a su trabajo, podré por fin ir quitándole capas y podré volver a salvar el nombre de mi familia y olvidarme por completo de esa morena.
Ally
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