miércoles, 13 de mayo de 2020

Que no panda el cúnico de Patricia Hervías


2016

Ángela tiene una vida tan perfectamente organizada como mortalmente aburrida, así que, a pesar de las protestas de sus atribulados padres, le cuesta muy poco aceptar la propuesta de su novio (perdón: prometido) y mudarse a Barcelona en busca de nuevos aires.

:) «Pero, hija, ¿qué vas a hacer tú sola ahí? Puedes acabar liada con un amigo del Mario Vaquerizo. No sería la primera vez que uno se va de casa y acaba trabajando para un programa del corazón o peor aun... que acabes votando al Coletas».

Nada más poner el pie en la gran ciudad se encuentra con una casa vacía, un novio que, literalmente, ha volado, un vecino con toda la pinta de ser un libertino y un más que odioso empleo en una empresa a punto del ERE.

:) Me miré al espejo y descubrí que mi cara era un verdadero poema. Si ya con el pelo pelirrojo llamo la atención, con los ojos azules hinchados por tantas lágrimas era un cuadro. Me peiné un poco, limpié el maquillaje que estaba corrido y fui directamente a lo único que en ese momento podría consolarme sin pedir nada a cambio: la nevera.

Menos mal que sus alocados compañeros acudirán a rescatarla de la soledad, y, de paso, del compromiso con un novio literalmente «distante». Liberada por fin de los pendientes de perlas y de los prejuicios, Ángela estará dispuesta a disfrutar hasta el desmadre de su nueva vida.

:) Era terriblemente atractivo. Era terroríficamente atrayente… estaba provocándome y me sentía retada. Por primera vez en mi vida era completamente consciente de mi poder como mujer. Tenía entre las manos la posibilidad de vivir una aventura, de entregarme por una vez en la vida a la locura.

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