Saga Amores Agridulces de Zelá Brambillé

2016

Miradas Azucaradas

A lo largo del día pasan muchas cosas en la vida de Natalie: se pelea con esos odiosos trolls a los que llama hermanos, que la molestan porque le gustan los unicornios, se quiebra la cabeza en la clase de matemáticas, hace como si no le importara el divorcio de sus padres y suspira cuando su amor platónico pasa frente a ella… ¿Suspira? ¡Mentira!

Prácticamente se derrite y se pone temblorosa al ver a Shawn Price, quien no se da cuenta de las dulces miradas indiscretas de cierta chica, ya que está muy ocupado mirando a la perfecta Hannah Carson como para notarla; aunque no es que se quejara, porque sería bastante vergonzoso que la viera babear por él.

No, Shawn y Nat jamás hablarán, jamás tendrán una cita, jamás se besarán y jamás le romperá el corazón… ¿O sí?

«No importa qué tan amarga sea la vida, puedes agregarle azúcar».

Química Imparable

Hannah es el sinónimo de perfección: es hermosa, tiene las notas más altas de su escuela, los amigos que todos desearían tener, un novio atractivo al cual adora y una familia perfecta. De pronto su castillo se derrumba al darse cuenta de que las notas no valen nada, en realidad no tiene amigos, su novio no la valora y su familia finge felicidad. 

Entonces Oliver Doms irrumpe en su vida, amenazando con destrozar la máscara que ha construido con tanto esfuerzo, poniendo su mundo de cabeza.

 «No importa cuánto te resistas, si la química es imparable te arrollará.»

Besos a las Cuatro

Cecile creyó que si le decía a su mejor amigo que lo amaba, terminarían juntos y serían felices por siempre porque estaba segura de que él sentía lo mismo por ella, podía verlo en sus ojos cada vez que la miraba.  Pero Damien la rechazó y le dio la espalda de la forma más cruel, desde ese día no hizo más que ignorarla, así que tuvo que construir su corazón de nuevo y esconderlo para que nadie viera los rasguños, ni siquiera ella.

Tiempo después  sus vidas volverán a colapsar, y esta vez ninguno podrá resistirse a caer en las garras del otro, pero siempre a las cuatro... ni una hora más ni una hora menos.

«No importa cuánto lo niegues, si es verdadero, el tiempo volará en sus labios.»