domingo, 14 de octubre de 2018

La Mujer de Negro de Susan Hill


1983

Cuando el joven abogado Arthur Kipps recibe el encargo de viajar a un pueblo remoto del interior rodeado de marismas brumosas para asistir al entierro de una anciana no puede ni imaginar lo que le espera, y sólo ve en ello la posibilidad de progresar profesionalmente, lo que quizá le permita finalmente casarse.

Mientras intenta poner orden en el legado de la difunta, empieza a ver una extraña aparición y se introduce en una historia que los lugareños intentan olvidar: la de una madre soltera que tuvo que dejar a su hijo al cuidado de su hermana, pero el niño se hundió en las marismas mientras su madre biológica lo miraba todo impotente desde su ventana. Según dice la tradición, siempre que alguien ve al espectro de la madre, muere un niño, y a la larga Arthur Kipps comprobará en su propia familia hasta qué punto esa tradición es cierta.

Susan Hill demuestra conocer muy bien tanto los elementos más recurrentes de la novela gótica como los mecanismos que hacen que resulten tan efectivos. Sin embargo, su verdadero talento consiste en dotar de una modernidad asombrosa todos estos recursos y conseguir que el lector se sorprenda y atemorice como si fuera la primera vez que lee una historia de fantasmas.


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