Niebla aseguraba que existía un mundo que se rozaba con el nuestro, un lugar increíble y oscuro. El reino de los Cristales Rotos. Niebla decía que si conocías la forma de cruzar sus puertas, podrías sumergirte en sus misterios y mezclarte con sus habitantes. Gente diferente y peligrosa con un poder extraordinario que nosotros, los tristes, no podíamos ni imaginar.
Yo no le creí ¿Cómo iba a tomarme en serio semejante locura? Una cálida noche de verano, poco antes de que la tormenta de la segunda guerra mundial se desatase sobre Europa, Niebla nos arrastró al Reino de los Cristales rotos. Es extraño… pese a los terribles sucesos que vivimos, pese a tanta muerte y dolor, fueron los mejores días de mi vida.
Y es curioso, daría todo lo que poseo por regresar al reino de los cristales rotos y cambiar lo que allí sucedió.
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