2014 |
No se supone que debas desear a aquel que te atormenta.
Cuando mi hermanastro, Elec, vino a vivir con nosotros en mi último año de instituto, yo no estaba preparada para lo idiota que podía llegar a ser.
Odié que la tomase conmigo solo porque no quería estar aquí.
Odiaba que trajese chicas del instituto a su dormitorio.
Pero lo que más odiaba era la manera en la que mi cuerpo reaccionaba a él.
Al principio pensé que todo lo que tenía eran sus duros y tatuados abdominales y su cara bonita.
Entonces las cosas comenzaron a cambiar entre nosotros, y una noche ocurrió.
Tan deprisa como había llegado a mi vida, se había ido de vuelta a California.
Pasaron años desde la última vez que vi a Elec.
Cuando la tragedia golpeó a nuestra familia, tuve que enfrentarlo de nuevo.
Y Dios santo, el adolescente que me volvía loca era ahora un hombre.
Tenía el presentimiento de que mi corazón estaba a punto de volver a romperse.
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