Lost at Sea de Bryan Lee O'Malley

2003

Raleigh no tiene alma. Un gato lo robó, al menos eso es lo que le dice a la gente, al menos eso es lo que le diría a la gente si le contara algo. Pero eso significaría hablar con la gente, y la mera idea de interacción social es aterradora. ¿Cómo es que una adolescente tan tímida acabó en un coche con tres de sus compañeros de clase hooligan en un viaje por carretera a campo traviesa? 

Verse obligada a interactuar con niños de su misma edad es una propuesta nueva y alarmante para Raleigh, pero tal vez sea justo lo que necesita, o tal vez pueda ayudarla a encontrar lo que necesita, o tal vez pueda ayudarla a darse cuenta de que lo que necesita tiene estado con ella todo el tiempo.