¿Y si te dijeran que las apariencias engañan y el amor está donde menos te lo esperas?
Me llamo Lara, tengo veintiocho años y una alergia incurable al sexo contrario. A ver, quizá estoy exagerando... Pero si tienes en cuenta que soy la jefa de un montón de empleados que no me soportan, y en el pasado me rompieron el corazón... entenderás mejor a qué me refiero. Y que conste que no estoy resentida con los hombres, eh.
Por ejemplo, he decidido contratar a un motorista tatuado y muy atractivo que tiene pinta de haberse escapado de la cárcel. Y oye, encima el tío tiene el descaro de ponerme ojitos. ¡A mí, que soy su jefa! Definitivamente, los hombres y las mujeres provenimos de planetas diferentes. Y este tipo tiene aspecto de salirse siempre con la suya. ¡No me conoce en absoluto! Porque soy su jefa, porque no es mi tipo y porque cuando digo que no... es que no. A pesar de que me mire con esos ojazos azules capaces de derretir el hielo de mi corazón, o me dedique sonrisas arrebatadoras en los descansos del trabajo. ¡Será posible!
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